Día 2

El resto del viaje en avión estuvo bastante pinche. Ya sospechaba yo algo raro cuando vi en el itinerario que de Monterrey a Los Ángeles, había una diferencia misteriosa de 6 horas. Ningún avión hace tanto tiempo. La onda es que éste era mas bien un Pullman disfrazado de avión, ya que nos fuimos puebleando por medio México antes de cruzar la línea. Primero hicimos una escala en Guadalajara, donde se subió cual dibujada por Gabriel Vargas, toda la familia Burrón. Hablándose a gritos, los niños corriendo y gritando por los pasillos, sacando las tortas a medio vuelo de una hora (no se fueran a morir de inanición) en fin, Mexican Curious en su expresión mas pura.

Una hora de viaje después, hicimos escala en los Cabos, y el día estaba tan claro, el viento marino tan sabroso y el atardecer tan perfecto, que estuve a nada de quedarme mejor a pasar mis vacaciones ahí. En fin, decidí mejor regresar al avión con el Don Regino, el Foforito y la Borola y acabar de una vez el mal trago, y después de un par de horas mas llegamos al Gabo.

Bien abusado yo, cuando reservé mi vuelo de avión solicité que me colocaran lo mas adelante posible del avión y así poder salir en fa, correr como la Guevara por los pasillos y llegar a migración antes que la demás perrada y ahorrarme al menos unos 20 o 30 min. Y todo hubiera perfecto si no me hubiera puesto a esperar todo el tiempo que gane en mi sprint (que mas que de Guevara ni a Paralímpico llegó) en la banda equivocada del equipaje.

Cuando me di cuenta, llevaba 10 minutos esperando en la banda equivocada mientras la familia burron recogía sus cajas de huevo el Calvario (eso es en serio) a 2 bandas de mi y se aperraba las filas de aduana. Cheil!

En fin, logré salir un día del aeropuerto y me recibieron con mucho gusto Andrés, su esposa y su suegra. De ahí me llevaron a romper mi dieta de Pretzels y Coca que había empezado a bordo de Aereocalifornia y nos fuimos a comer unas alitas de esas bien picosas a un Hooters. Yum.

El día sábado, nos levantamos bien temprano, desayunamos chococrispis y nos fuimos a los estudios Universal a pasarnos el día.

En un periodo de las doce del día a las seis de la tarde recorrimos 6 atracciones con sus respectivas filas maratónicas. Entre ellas estuvo el famoso Terminator 3D que no había tenido chance de ver y me gusto mucho. Que chido que aquí tengan un gobernador que se la rifa tan chingón. Me cae que si Andrés Manuel hiciera una atracción así en Chapultepec, si votaba por el.

Entre las otras atracciones que visitamos fue el recién inaugurado «Mummy’s Revenge: The Ride», que esta muy chido, rollercoaster rápido y brusco, de hombres pues. Lo malo es que duró 40 segundos (no es choro) que comparado con una fila de 35 min, si se siente uno como que estafado.

En fin, ahí estuvimos todo el día. Comí comida china como pelón de hospicio y me bebí mi primera cerveza envasada en PET (botella de plástico), lo cual se me hizo novedad.

Saliendo del parque temático, nos fuimos a dar una vuelta por jaligud, pero ya la banda estaba algo cansada y realmente solo nos fuimos a dar una pequeña vuelta por el Centro Kodak, junto al Mann´s Chinese (¡Ah! ¡Pero como me gusta ese cine!). No hicimos mucho realmente, medio pajareamos, hubo un intento fallido de entrar a ver a Val Kilmer cantar algo diferente a los Doors en un musical, bailé con unos Krishnas que estaban bien animados cantando en la banqueta y nos regresamos a la casa del Mate.

Cabe mencionar que entre mis planes era pasar mas tiempo en la ciudad de Los Angeles, pero la case, (y dije bien, case), de Andrés resulta quedar un chinguito bien lejos, así que tendré que reconsiderar mis planes para pasear un poco mas local.

En fin, mañana vamos a regresar a la ciudad a dejar en el aeropuerto a su esposa y suegra, y espero convencerlo de irnos a ver el juego de los Dodgers vs Giants, beber una cerveza de litro, comer un Hot Dog de un metro y con suerte atrapar un Home run de Barry Bonds.




Atardecer en los cabos.