El concierto estuvo bien. Creo que valió lo que pagué y me alegro de no haber comprado boletos mas caros.
Resulta que después de haberme esmerado en cultivar la emoción un par de semanas antes grabando un CD con las canciones que me sabía y haber conseguido el CD nuevo y escucharlo un par de veces, me di cuenta que lo que conozco es lo mas fresa de The Cure. El concierto duró casi 3 horas, y de mi super CD de 12 tracks, solo tocaron 4. Luego encima de todo los Dioses del palacio de los deportes se burlaron de mi haciendo retumbar en una cacofonía marca llorarás Just Like Heaven. Cheil! En fin estoy seguro que aquellos fans hardcore fue el éxtasis. Pero para el ojo (oído) no entrenado, estuvo cool nomás. Me quedaron a deber Lullaby, Lovecats, Close to me, Pictures Of You, Cut Here, Hot Hot Hot, entre otras.
Al salir del concierto, contentos llegamos al coche para contemplar con una mezcla de horror y desilusión como los infelices nacos encargados del estacionamiento habían dejado encajonado a medio palacio de los deportes, retrasando la salida de quiensabecuantos coches al menos tres cuartos de hora, lo bueno fue que se me pasaron rápido jugando a que buscaba unos cables para pasar corriente ya que en un destello de atarantez dejé los cuartos prendidos y la batería estaba mas que muerta. Afortunadamente siempre hay alguien lo suficientemente gente para ayudar.
En el camino de regreso encontramos que nunca falta un buen pretexto para hacer una fiesta de barrio, contratar un sonido que ponga cumbia barulera y cerrar la calle para echar el bailongo, aún cuando la calle sea un eje vial. Aquí fue cuando se me salió lo rápido y furioso (solo que un mas lento y mas calmado) y buscando vías alternas con un Torton (camión, no bocadillo) como cómplice, nos aventamos algunos kilómetros de otro eje vial en sentido contrario, bajo el riesgo de encontrarnos a la ley, o peor otro reven de barrio. No pasó a mayores.
Pero bueno, en resumen fue una noche muy chida y la compañía influyó bastante.