Don Chucho
Don Chucho es el viejito de 80 años que me «cuida» el coche aquí afuera de la oficina. Un día me platicó un poco de su vida, y cuenta que en los 40’s y 50’s era un vividor que no hacía mas que andar con señoras ricas que lo mantenían, por que por supuesto según él también era muy guapo.
Actualmente, tiene pocos dientes, las uñas negras, un peinado de pirrín y es muy difícil entenderle cuando habla, sus («s» se convierten en largas «shhh»). Pero siempre esta dispuesto a lavar o encerar el coche.
Decir que Don Chucho, «cuida» los coches es significativo, ya que no creo que en determinado momento arriesgue la vida por el montón de fierros que traigo como auto. Mas bien, lo que hace, como todos los cuidacoches y franeleros de la ciudad, es llegar muy temprano (estimo que a eso de las 6:30 a.m.) y poner cajas y cubetas apartando los lugares que de otra forma serían gratuitos (Por que los parquímetros no sirven). En fin, es una tradición tan arraigada que si intentara cambiarla no me buscaría mas que problemas. Así que todos los días (menos el martes que no circulo), le doy a Don Chucho 15 pesos por el lugar del coche.
Algunos dicen que es muy caro y que los franeleros de otras banquetas pueden llegar a cobrar desde 10 pesos, pero yo me quedo con don Chucho, no se si sea lástima pero me cae bien el viejito aunque sea bastante mañoso a veces. De vez en cuando le dan sus ataques de senilidad, como cuando le dejo a lavar el coche y se le olvida o como cuando llego y no me reconoce hasta que lo saludo.
Todos los días me saluda con un «¡Licenciado Mauricio! ¿Cómo amaneció?», ¿cómo decirle después de dos años que no soy Licenciado, que soy Ingeniero?, pero ya que mas da. Me divierte.
Hoy Don Chucho me hizo enojar. No me gusta dejarle las llaves de mi coche, aunque a veces cuando llego tarde y no hay lugar se lo dejo para que lo estacione. Hoy llegué temprano y no tenía lugar, así que me pidió las llaves, a los 30 min, hizo que me llamaran de vigilancia para devolvérmelas, no consiguió lugar y tuvo que negociar con el de la banqueta de enfrente. 15 minutos después, mientras preparaba una junta que tenía en la mañana, me volvió a llamar para que moviera el coche por que ya se le había desocupado uno de sus lugares. Me encabronó que me estuviera haciendo bajar, y le reclamé, pero bueno, cada quién tiene su nivel de problemas laborales.