Ayer salí de la oficina para enfrentarme a una horda de miles de trabajadores del IMSS enfurecidos y dispuestos a todo, y como habían dispuesto de la vialidad del centro de la ciudad me les tuve que unir para poder llegar al metro.
Entre la multitud y consignas que iban desde un: «Vicente aprende, el seguro no se vende» hasta un: «uno, dos, que chingue a su madre Fox; un, dos, tres, que vaya y la chingue otra vez» me pasé un rato ameno. No faltaron los vendedores abusados que seguían a la manifestación ofreciendo refrescos, papas, cigarros sueltos o Copteles de frutas.
En la esquina de Bucareli y Reforma hubo un alto para posar para la foto del recuerdo, el cual aproveché para atravesar el gentío de gente y llegar a salvo al metro.
De lo poco que me enteré, la marcha fue, entre otras cosas, para protestar acerca de las reformas a las pensiones del IMSS. Estoy de acuerdo con la indignación de muchos trabajadores y lo complicado de la situación del Seguro Social, de cómo su presupuesto se va en pensiones y cuanta cosa. Pero las marchas ya están bien choteadas, nadie se las cree. También me pregunto como los líderes sindicales han de estar de contentos por la efectividad de la movilización de que son capaces. Que miedo. Y ¿cuántos de esos 30 o 50 realmente fueron a la marcha para defender un derecho derivado de nuestros impuestos y se la pasan comprando piratería y dando mordidas? Pero bueno, como dijo alguien sabio: ?México Creo en ti N+2?.
En estos momentos frente a la oficina hay una manifestación de campesinos encuerados.
Una vez un amigo hizo el comentario de que el gobierno del DF debería construir un «Marchódromo», (Como el sambodromo de Rio), un lugar donde la gente pudiera ir a marchar cuando se le diera la gana sin hacer desmadre vial. Así se llevaría una agenda y podrían echar su desmadre pero en orden. También a petición de los interesados podrían colocar vidrios, escaparates y algunas patrullas para destrozar según la causa. A mi me pareció buena idea.