Estoy Releyendo la saga de «Hichhiker’s to the Galaxy» que leí hace un par de años. Es muy buena, aparte del humor ingles incrustado en cada página, tiene unas reflexiones interesantes.

Básicamente cuestiona el por que nos gusta hacernos la vida tan complicada, desde relojes digitales, hasta la respuesta (Y la pregunta) a la vida, el universo y todo lo demás. Cuando lo que la mayoría busca es pasarse un buen rato. Tengo opiniones a favor y en contra.

En el segundo libro (The Restaurant at the End Of The Universe), habla de la peor tortura que puede recibir un ser vivo. Se trata del «Total Perspective Vortex». Este dispositivo permite ver todo el universo al mismo tiempo y ponerlo a uno en comparación.

De una versión en castellano de El Restaurante al final del Universo:



El Vórtice de la Perspectiva Total obtiene la imagen de la totalidad del Universo mediante el principio de análisis de la extrapolación de la materia.

En otras palabras, como toda partícula de materia del Universo recibe cierta influencia de los demás fragmentos de materia del Universo, en teoría es posible extrapolar el conjunto de la creación: todos los soles, todos los planetas, sus órbitas, su composición, su economía y su historia social de, digamos, una pequeña porción de tarta.

El inventor del Vórtice de la Perspectiva Total ideó la máquina con la intención fundamental de molestar a su mujer.

Trin Trágula, que así se llamaba, era un soñador, un pensador, un filósofo especulativo o, tal como le definía su mujer, un idiota. Su esposa le importunaba de continuo por la cantidad de tiempo absolutamente disparatada que dedicaba a mirar las estrellas, a meditar sobre el mecanismo de los imperdibles o a realizar análisis espectrográficos de porciones de tarta.

– ¡Ten un poco de sentido de la proporción! – solía decirle, en ocasiones con

una frecuencia de treinta y ocho veces al día.

Y por eso construyó el Vórtice de la Perspectiva Total, para darle una lección. En un extremo conectó toda la realidad extrapolada de una porción de tarta, y en el otro conectó a su mujer. De manera que, cuando lo puso en funcionamiento, su mujer vio en un instante toda la creación infinita y a ellamisma en relación con el Universo.

Para horror de Trin Trágula, la conmoción aniquiló totalmente el cerebro de su mujer; pero para su satisfacción, comprobó que había demostrado de manera concluyente que si la vida existe en un Universo de tales dimensiones, en ella no puede caber el sentido de la proporción.