Anoche tuve otro encuentro con la muerte, el dolor y la pena.
Falleció Daniel, el hermano de Roberto, nunca se pudo recuperar del accidente. Fueron casi 2 semanas en el mismo estado.
Daniel no llevaba puesto el cinturón de seguridad y el coche no contaba con bolsa de aire en el asiento del pasajero, pero a pesar de eso salió caminando del accidente. Fue entonces cuando vio a su hermano Roberto inconsciente atrapado en el auto, que se estaba incendiando. Daniel hizo un gran esfuerzo para sacar a Roberto. Lo único que supe es que le habían diagnosticado estallamiento de vísceras y que su estado siempre fue delicado. Lo llevaron a la cruz roja de Polanco donde estuvo 10 días. Le hicieron varias operaciones y por si fuera poco su tipo de sangre era bastante raro (O -).
Ayer temprano me habló Kathya para informarme, era de esperarse.
En la noche nos presentamos al velorio, Armando y Nora pasaron por mi, y en el camino íbamos platicando lo denso que se pone el ambiente en eventos de este tipo. Como actuar políticamente correcto.
Me platicó de su hermana Adriana y su cuñado Juan, que ya han pasado por expresiones impropias en algun velorio. Juan diciendo a la madre del occiso «Ya descansó, ahora solo falta ud.» O Adriana alegando algo usando la expresión: » … la manga del muerto!». Es difícil.
Llegamos al velorio, que estaba muy concurrido, mucha gente que va a extrañar a Daniel, finalmente era el hijo de alguien, el hermano de alguien, el mejor amigo de alguien.
Había dolor en el ambiente, trate de guardar y analizar todo lo que pasaba por mi cabeza, y ahora creo que la teoría es fácil verla desde fuera, y especular fríamente acerca de los sentimientos ajenos. Pero cuando estas ahí envuelto… el cuento es otro.
Ultimamente me he vuelto más escéptico de lo normal, analizo de mas las situaciones, la evidencia y los hechos, creo mas en el hombre que en Dios, creo que esta mas en nuestras manos cambiar la situación que en las de él (si es que existe). Por eso ayer tenía un conflicto. Es duro pensar que un muchacho de 20 años haya dejado tantos cabos sueltos y cosas por experimentar en este mundo. La expresión «Ya le tocaba» me molesta, quien decide a quien le toca y a quien no. Lo único que la gente que le rodea puede hacer es aprender y aplicar. Pero repito, desde fuera es fácil opinar.