Patriotas y Enanos Con sombreros
La maldición se rompió, ganaron los Patriotas y se fueron 13 años seguidos de perder apuestas en el superbowl.
Fue un buen fin de semana en general.
El viernes, que es de vestimenta casual en la oficina, para variar decidí no irme tan patán como de costumbre a trabajar y me fui bastante fresón, kakhis con zapato y una chamarra Dockers que me vendió un wey de la oficina que fayuquea y que lamento cada segundo, o mas bien cada centavo, desde que vi cuando costaban realmente, pero bueno. El atuendo se pagó dos veces, primero cuando mi jefa nos propuso ir a comer unas costillas con frijoles en la Nueva Santa María (Que estaban de fábula) y adonde resulta que también José Luis, el Director General, fue invitado, así que para variar, no andaba yo de jeans tenis y playera y comportándome como adulto contemporáneo que soy. Mas tarde en el posgrado Rose, uno de mis ángeles, hizo el comentario que era de los que mejor gusto tenía al vestir y por consenso se decidió nombrarme el mejor vestido de la Avenida Ermita Iztapalapa.
En la noche armado de un six pack, (en lugar del usual vodka que me acompaña a las fistas a las que se me convida), por que no quería tomar demasiado. Fui a la casa de Mariana a una fiesta a la que me había invitado el Verde. Al principío yo estaba conforme con el lugar, no faltaba alcohol y aunque no conocía a mucha gente pude iniciar algunas pláticas mas o menos consistentes con gente mas o menos de mi misma generación. El único pero es que la mayoría, si no es que todos, eran científicos o investigadores de algo, es decir todos cortados con la misma tijera, la onda coyoacanesca cool, lentes de pasta y super viajados por el mundo y estudiados en super maestrías, ultra doctorados y demás. Al principio me mezclé un poco pero el decir que soy ingeniero y que trabajo en un banco, al parecer no es una buena idea para hacerse amigo de esta gente.
Al rato llegó Bernardo, que con sus tiernos 22 abriles, se sentía todavía mas fuera de lugar que yo. Estuvo lavándome el cerebro gran parte de la noche para irnos a una fiesta a unas casas de ahí por la que había pasado y según el se veía mejor que donde estábamos. Ya varías cervezas después me convenció y fuimos a asomar la cabeza a ver que tal estaba el asunto.
La fiesta se veía un poco mas animada, a lo mejor por que era el mismo número de personas que en la anterior pero como en 3 veces menos espacio. Bernardo ya mas en su ambiente luego, luego levantó, pero yo, con mi atuendo que había sido premiado a la clase y al buen gusto algunas horas antes, desentonaba con la ambientación parista / prángana del lugar. A pesar de que tenían un enano bailador con un gran sombrero y una camisa sacada del armario de la ropa vieja de Mágnum y hasta el joint me corrieron. Me di cuenta de que yo ya había ido a esa misma fiesta 6 o 7 años antes y ya no estaba para juntar vaca o andar mendigando un trago de caguama, así que dejé al Ber y me regresé a la otra fiesta. No estuve mucho ahí otra vez, pero si lo suficiente para apreciar que en un reventón de adulto contemporáneo que bonito es poder disponer del alcohol al gusto.
El sábado me fui con mis amigos de HJC y planeamos algunos detalles mas del viaje a NY y el domingo disfruté de una vastísima comida de carne al carbón en casa del Sonric’s.
3 días mas para mis vaciones…