Semana santa termina, el spring break de los paisanos. Y este pudo haber sido facil, uno de los mejores. Hubo de todo.
Miercoles – Estuve en un curso Lunes, Martes y Miercoles. El curso fue en Santander y fue acerca del enfoque de precesos. Aprendí, según yo mucho, para qhora que sea directivo y tenga que tomar desiciones.
El curso termino temprano el miercoles y aparte pagaron un bono como «utilidades que no son utilidades» que aunque medio mísero era una lana extra. Así que con vacaciones y dinero por delante se armó.
Emilio y yo nos fuimos a casa de Armando donde estuvimos toda la noche, llegaron el Contador y Lisandro y la pasamos bastante a gusto, incluso cuando nos dimos cuenta que le habían dado un crstalazo al coche y me habían dado baje al radio, mis CD’s y la mochila de Emilio. Cheil!
A pesar de eso no sufrí de mas y decidí, efectivamente, seguir gozando. Pasamos la noche en casa de Armando.
Jueves – Probablemente el mejor día de las vacaciones. Amanecimos, Emilio y Lisandro decidieron que era suficiente y se fueron, pero Armando y yo decidimos que la cruz era digna de un enfrentamiento con un Super Pozole. Y así fue. Acto seguido fuimos a cambiar el cristal al coche y mientras lo hacían nosotros amagabamos al calor con unas cervezas. Pasamos a seguir el ritual chelero, ya mas en forma a una cantina, donde yo creo que nos vieron tan jodidos que nos dieron de comer como si no hubiera día de mañana.
Regresamos a casa de Armando a negociar con una botella de Vodka que había quedado medio vacía. No llegamos a mucho con ella por que no nos la acabamos. Aunque fue un momento extraño, though. No se si a estas alturas del partido se puedan hacer lazos con gente, a nivel «mejor amigo». Pero es sorprendente la química que tengo con Armando, pensamos extrañamente parecido. Si Armando, el Conta, Lisandro y Yo fueramos los Beatles, estoy seguro que Armando y yo seríamos como Jhon y Paul (aunque no se en que orden). En fin, es bastante extraño, la onda en la que estamos es la misma pero como que algo falta. No se si antiguedad, o confianza de esas que solo se desarrollan en la adolescencia.
Acabano pues el momento fraternal, me fui a mi casa a dormir temprano, ya que había que madrugar.
Viernes – El viernes quedé de ir a Pachuca junto con los del HJC, a ver a algunos amigos que nacieron entre las marañas de la internet. Así que muy tempranito me levanté (6:00am) y me lancé.
Tenía muchas ganas de verlos, ya que a la última reunion no fui (cosa que no dejaron de recordarme en todo el día) y pues después de un Taxi, veinte estaciones de metro y un autobus que proyectaba algo así como «Debbie does Yemen», no me acuerdo como paso pero a las 11 am ya estaba yo sentado en una mesa rodeado de un plato de carnitas, uno de barbacoa una cerveza fría y el HJC.
Para variar comimos como si no hubiera día de mañana, reimos como si no hubiera día de pasado mañana y nos la pasamos re- agusto. Depués del desayuno, digno de las mas atroces comilonas del mismisimo Calígula y después de ver de cerca a las avestruces de Pachuquilla (Que suena a equipo de 2a división). Conocimos a Héctor y Bety que fueron nustros amables, pacientes y tolerantes guías de gran parte de ese día.
Fuimos al centro de Pachuca al famosisisissisisimo Reloj, que aunque para el ojo no entrenado es solo eso, un reloj, pero después de una tarde con eruditos en historía Pachuquense uno se entera que el reloj aparte de dar la hora, es primo del Big Ben, Canta el himno nacional mexicano, echa a andar el aire bien puntual a las 6 y hasta habla inglés.
Ahí mismo en el centro de Pachuca, Mario y Andrea encontraron, al grito de Zas, un Hotel donde quedarse pues según ellos querían estudiar con un poco mas de detalle los hábitos de los Pachuqueños con mas calmita.
Entre esto y lotro, conocí brevemente a Ana, esposa de Carlos, pero el encuentro fue mas fugaz que breve por que al parecer estaban buscando hueso para ser los fotocopiadores oficiales e institucionales de la República y el deber los llamaba. Pero eso no fue ningún obstáculo para que la pasaramos de calidad.
Cuando menos me dí cuenta ya estaba en un taxi entablando una constructiva conversación con el macalacachimba acerca de donde comprar-vender autoestereos robados para reponer el que habían arrebatado de mi vida horas antes. Me di cuenta que el hombre sabía del negocio del robo, por que lo que nos cobró a Real del Monte fue precisamente eso, un Robo. Pero en fin, como yo cuando ando de viaje, lo ultimo que me interesa es complicarme las cosas y cuando salgo hasta lo marro se me quita, desembolsé los sacos de oro que siempre cargo conmigo.
Fue entonces, cuando me di cuenta que, una de dos, o el mundo es un pañuelo, o Real del Monte es el centro social de México por excelencia, ya que me encontre a unas personas que no creí volver a ver en mi vida. Una Pareja que, semanas atrás, como salida de un Programa de Michael Landon me convenció de no abordar el ACA-TIKI en su último viaje por la bahía de Acapulco. Los saludé efusivamente, comprobé que mi teoría de los ángeles borrachos de Acapulco no era tan fantástica como yo creía y seguí en mi aventura por el pueblo minero.
Real del monte, según Mario está inspirada en el Pueblo vaquero de Reino Aventura, con la diferencia que no existen botes de basura con cabezas de hipopótamos y que no hay cabaña del tío chueco. Entre los descubrimientos que hicimos en Real, esta el del nombre perfecto para un negocio: «Otra Pinche Tienda de Plata».
A estas alturas mi cuerpo barritaba por una cerveza bien fría, ya que el calor estaba como en los chones del diablo. Pero mi idea chelera no tuvo mucho éxito, ya que el HJC o se hace de la garganta chiquita o si estoy de a tiro para AA. Pero bueno, no consideré prudente insistir y seguimos con el Tour.
Hubo en un momento la idea de meternos a una mina cual enanos de Blanca Nieves pero resulta que salia mas barato cavar la propia y aunque Bety me ofreció comprar una, no creo estar listo para ser un magnate minero aún. Hector al ver nuestra frustración decidió llevarnos a un recorrido para conocer la mina, nomás que por fuera.
Bajamos y bajamos y bajamos, y luego subimos y subimos y subimos y si no hubiera sido por el sol, me cae que estuvo casi igualito.
De vuelta en el centro, encontramos una exposición de fotografía que disfrute mucho, eran fotos de la historia de real del monte que iban desde el equipo de soccer femenino de 1957, hasta la ultima reunion del sindicato. Estuvo muy buena, deje mi comentario en el libro de visitas para que se acuerden de mi.
Fue en ese momento que decidí que ya estaba bueno de bromas, que era la hora pertinente de (al menos) una cerveza fría. Todos estuvieron de acuerdo y entramos a vaciar las cavas y refrigeradores de la cantina del pueblo, se armo el reventón, mujeres desnudas bailaban sobre las mesas, fuegos artificales bañaban de colores los cielos, los hombres se abrazaban fraternalmente unos a otros, la banda del pueblo tocaba, las campanas de la iglesia repicaban y fuimos nombrados los visitantes mas distinguidos de Real del Monte en los ultimos 100 años. (… y todo eso despues de un solo trago de Tecate bien fría). Terminé mi cerveza mientras me esperaban afuera.
A continuación conocimos a la antítesis del concepto «Comida Rápida» en un local que presumía los mejores pastes de la región, que si bien es cierto, no se si tenga que ver lo buenos que son, con lo que se tardan en prepararlos, llegué a pensar que después de hornearlos los llevaban uno por uno a la iglesia para recibir alguna clase de sacramento, por que ah! que buenos estaban, (Como las paletas del Santos).
Una vez armados de pastes para alimentar a media población del DF (Y mulas ciegas), regresamos por donde venimos. En esta ocasión entre Norma y el icuiricui que nos llevaba nos dieron cátedra acerca de los milagros y bondades del Maguey y sus derivados. Hasta me quede con ganas de un curadito.
Ya de vuelta en el centro de Pachuca nos dimos cuenta con horror que llevabamos ya algunas horas sin comer, así que antes de que se nos olvidará como hacerlo encontramos uno de los 2 restaurantes del DIF que quedan en el país, justo enfrente de donde el viento le hizo a Juaréz aquello que dicen que le hizo.
En nuestro ambiente natural (comiendo), me animé y pedí un par de cervezas para ver si se me quitaba lo atarantado que me había dejado el calor. Pero pues no, me quede igual o peor. Y como dice el Dicho: «Barriga llena, corazón que hacemos?» emprendimos el camino de regreso al reloj y al hotel de Mario y Andrea a recoger el cargamento de pastes y demás souvenirs. En el camino, nos encontramos con una marcha de usos multiples, ya que servía para conmemorar el Sábado de Gloria, protestar contra la Guerra a Irak, y celebrar que el HJC no va tan seguido a romper las pacificas costumbres Pachuqueñas. Lo curioso es que iban bien calladitos, lo que me lleva a pensar , o que son bien ordenaditos hasta en sus marchas, o que igual no tenían nada bueno que decir y mejor no decían nada.
Ya se estaba haciendo muy noche y tuvimos que catafixiarle a Carlos una vista de las otras 6 maravillas pachuqueñas por un epílogo un poco mas tranquilo en su casa. Que puedo decir, como bien decía Pompín Iglesias «Que Bonita Casa!, Que Bonita Casa!, Que Bonita Casa!». Ana y carlos demostraron que además de tener mucha paciencia y tolerancia, son unos excelentes anfitriones con un finísimo gusto y un gran perro.
Regresamos entonces a nuestro hogar, otro camión, otras 20 estaciones de metro y otro taxi y zas! estaba yo en mi camita.
Sábado – Desperte de un sueño con Laura Ivonne, me venció, la llame y la invité a salir para el Domingo. A medio día después de mojar a mi madre y a verónica por el sabado de gloria. Fui con Kike al centro a adquirir un autoestereo nuevo. Muy chido por cierto, ya toca MP3 y aparte me salió barato por que me tomaron a cuenta la caratula del occiso.
De ahí hicimos una escala en el Arlequin donde Thor estaba haciendo uno de sus torneos, hicimos entrada triunfal y partimos a casa de Charly donde comimos unas tortas y jugamos unos juegos. De ahí salí temprano, todavía pase a suburbia a comprarme unos blue jeans que tanto me hacían falta.
Domingo – Cheil! de los primeros pensamientos que tuve fueron «Para que la invite a salir?» «Que voy a hacer?» «Que le voy a decir?» En fin, lo normal. Primero fuimos a la zona rosa por un trago, luego al cine y finalmente a cenar. Aparentemente una cita completa, pero no creo haberle dejado claro lo que hubiera querido decirle: «Aqui sigo…». Mejor, creo. Se veía muy bien.
Quería acabar mi puente con una visita a Ana Paula, que llevo ya rato de no ver, pero sus papas no estaban de animo y ni pex. Pase por un café de Starbucks y llevo ya 2 horas escribiendo.
Buenas Vacaciones!