Suena mi teléfono celular, reconozco el número y la voz. Me dice que está en la delegación Coyoacán y que lo agarró el alcoholímetro que lo fuera a ayudar.
En el camino paso a un cajero, supongo que va a implicar mordida, lo cual me pone incómodo, no me gusta dar mordida, aún así saco el límite diario. No tengo ni idea de cuanto se necesite para estos casos.
Al llegar a la delegación pregunto, «Vengo a ver a alguien detenido por el alcoholímetro, para ver que se puede hacer». La chica que me recibe me dice «¿Hacer? pues nada, a lo mucho traerle comida».
Siempre fui de la idea de que preferiría que me detuviera al alcoholímetro a que pasara un accidente. Además la leyenda urbana dice que son incorruptibles.
La respuesta de la chica de la delegación me reafirmó esto último, seguro no iban a aceptar ninguna mordida y el infractor iba a pasar confinado el resto del día, o lo que la ley dictaminara.
Me dejaron pasar a verlo. Nunca había entrado a los separos, pero efectivamente son tan sórdidos como uno se los puede imaginar. Celdas oscuras y pequeñas que huelen a miados.
Adentro de la celda había un muy buen anímo. Es lógico, normalmente los que atrapa el alcoholímetro ya traen la mitad de la fiesta encima y lo toman de buen humor.
Me dio una tarjeta de un abogado que, al llegar, le había ofrecido sacarlo presentando un amparo por solo mil quinientos del águila.
Salí de los separos y ahí afuera estaba un grupillo de abogados colmilludos que al verlos uno puede deducir que su trabajo es estar ahí los fines de semana por las noches ofreciendo amparos a los conductores alcoholizados y despistados.
El abogado me explicó como funciona el proceso normal: A uno lo encierran, lo dejan 4 horas para que se le pase el flamazo, le toman la declaración, lo sentencian y en la mayoría de los casos lo mandan al «Torito», que es básicamente una cárcel en el centro de la ciudad. Una vez pasadas las 20 a 36 horas sentenciadas ya lo dejan salir con una anécdota mas que contar en la peda de la siguiente semana.
El proceso alternativo es presentar un amparo, ya que al parecer el procedimiento viola las garantías individuales del ciudadano.
El amparo se solicita ante el Juzgado de Distrito en materia administrativa, el cual se procesa y un actuario (de actas) lo presenta ante la autoridad que tenga detenido al presunto para que lo dejen libre.
El trámite es gratuito y se apega a las leyes naturales e inercias de la burocracia. O sea que, prácticamente el trámite hay que empezarlo antes de la borrachera para que sea oportuno.
Aqui es donde entran los abogados colmilludos que ya tienen montada la infraestructura para atender el trámite.
Cuando le dije que estaba dispuesto a cubrir su honorario, hizo una llamada, dio el nombre de la presona y me dijo: «Aproximadamente en 3 horas está libre».
Eran las 10:00 a.m. cuando me dijo esto y a las 13:00 en punto hrs ya estaba saliendo el detenido.
La situación me dejó un par de algunas reflexiones.
Me dio gusto que la infraestructura del alcoholímetro fuera incorruptible lástima que la lana fuera dar a otro lado: el abogado colmilludo. Es como si el GDF hubiera administrado la corrupción por outsourcing.
Para el ciudadano comun entender el sistema judicial, así como el sistema fiscal es imposible. Con un 50% de conocimiento y un 50% colmillo cualquier cosa es posible.
Hola, solo pasando por tu blog…
Te espero en el mío =)
Mmm pues digo yo que es una buena anécdota. Yo en lo personal no tomo a tal grado de borrachera y menos manejaría, pero si a mi me pararan mis padres probablemente me dirían que me lo merezco por pendejo. Pero en mi opinión que bueno que no aceptaran mordida, nada que ver a la situación de aca en el Norte. Saludos, pásate por mi blog si tienes tiempo…
-El Pípila.
PS: Te agregaré a los enlaces de mi blog, me gusto el tuyo 😉
Temo decirte que la estructura no es incorruptible, sólo te topaste con la parte que no lo es. A mi me agarraron en Reforma y Palmas, por donde fue el avionazo, y despúes de hacerme la prueba me pidieron mil varos para dejarme ir, les di 700 después de un ardua negociación. Ellos mismo me llevaron al cajero más cercano. Es una anécdota divertida pero yo preferí dormir en mi casa esa noche, seguramente mis amigos me hubieran dejado en el torito ja.
Por cierto, he escuchado que lo del amparo sirve por el momento pero que después te lo tumban y te hacen cumplir las horas que debes, no se como esté la cosa pero sería bueno que tu cuate estuviera prevenido.
hola, estaba por aqui y descubri tu blog, es muy interesante y me agradan mucho los comentarios o posts que publicas; ojala y visites el mio, talvez no sea tan interesante como el tuyo pero hago un pequeño esfuerzo por actualizarlo y poner cosas que puedan llegar a ser interesantes. saludos
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