Al despertarme, lo primero que hice fue poner café que me llevé para el camino al trabajo. Llegando a la oficina todavía tomé otras muchas dósis de café y para las 10 de la mañana ya había atendido mis asuntos urgentes, ido al banco y hasta tenido una junta con mis niñas.
Para antes de comer ya había escombrado mis bandejas y mi cajón donde me encontré con artículos insospechados, como unos moldes de comida (vacíos afortunadamente) que tenían aqui ya casi un sexenio.
Esto de ordenar papeles y expedientes me causa sentimientos encontrados, por un lado es muy necesario, ya que llega un momento en que la «operación bandeja» u » operación cajón» al dar las 6 pm crea un caos dónde es muy dífiil darle seguimiento a las cosas. Pero por otro lado, el arreglar tiene un feeling de improductividad muy partícular.
En fin, otro fascinante y excitante día de folkor oficinal.
(Voy a cambiar la cafeína por el LSD un día de éstos)
en este mondo dificile es muy facile cambiare de un vicio a otro
primera llamada: aguas con el burn-out
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