Nos levantamos temprano para ir a Chichen Itzá y otros puntos de interés que teníamos programados.
Una de mis tareas para antes de partir era ir al Oxxo por cervezas y hielos para ir bien armados a nuestro road trip maya. Lamentablemente me tuve que enterar a la mala que en Mérida ¡no se vende cerveza antes de las 10!, incluso los refrigeradores del oxxo tenían llave. ¡Como animales!
Tuve que comprar agua. (El horror!)
Para movernos por el Mayab, nos apalabramos con el Sr. que nos había llevado desde el aeroplátano, quien muy amablemente (a cambio de una feria) ofreció su camioneta y unas rutas turísticas caladas y grantizadas.
Aunque nunca supimos a ciencia cierta si eramos, 11, 12 o 13, en la camioneta cupimos todos, con todo y chilpa y hielera sin cervezas.
Chichen itzá está increíble, es todo lo que platican y mas. Me sorprendió mucho que un día después del turismo-apocaliptico, estuviera tan limpia y ordenada.
Si había gente, pero nada grave, y tampoco estaban los zombis que temía mi prima.
Durante la visita estuve pensando en la ambivalencia de no poder subir a la piramide y demás edificios arqueológicos. Por un lado, me parece correcto ya que se preserva el sitio arqueológico y se evita que un naco llegue a tallar su nombre sobre 2mil años de historia. Pero por otro lado, esta gacho por que se tomarían unas fotos bien buenas desde la cima. en fin…
Otro tema a resaltar es el abuso del precio turista, las cervezas en lugar del 2×1, estaban al 1×2, mayas se revuelcan en sus tumbas.
La siguiente escala del paseo fue un cenote (no tengo el nombre a la mano), que estaba muy cerca. Algunos aprovecharon para darse un chapuzón y otros para por fin hacerse de una chela. No nos quedamos mucho tiempo por que el hambre nos empezó a atacar.
El Sr chofer, nos llevo a comer a un lugar donde a primera instancia se veía simple y agradable. Incluso tenían una sopa de lima muy decente y nos cautivaron con tortillas hechas a mano huérfanas. Aunque al final se medio encajaron con los precios. Quisimos negociar para poder llevarnos a la tortillera con nosotros, pero ya no ibamos a caber en la camioneta.
La última parada del día fue Izamal, que es un pueblo mágico a una hora de mérida y que es donde Juan Pablo II dio misa en Mérida cuando vino.
El pueblo esta muy muy muy bonito, me dio pena que cuando llegamos ya estaba oscuro y no tuvimos chance de verlo mas plenamente.
En Izamal tuve mi primer encuentro con las marquesitas de queso con cajeta. ¡Que cosa! Me quedó claro donde reside lo magico del pueblo, tal delicia solo se podía hacer ahí o en Howgarts.
El regreso nocturno nos agarró bastante disminuídos pero aligeramos el camino con juegos de caricaturas en modo über-simple, y se hizo bastante rápido.
Otra vez cerramos el día con chelas en la terracita.
Chichen Itzá (zombie free)
Cenote Popular
Magia pura
Ubicación:Paseo Montejo,Mérida,México
Ya hay marquesitas en el DF!
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