No cerré el frasco de la mostaza con suficiente fuerza. Y mientras lo sostenía de la tapa para guardarlo la gravedad hizo lo suyo.
Mientras el frasco caía, encontró varios lugares donde rebotar, burlando leyes de la física en el proceso y esquivando mis torpes manos que trataron de interceptarlo.
Mi cocina ahora parece escena del crimen de algun ser con sangre amarilla.
Mataste a un minion
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