El viernes salí de la oficina con los minutos contados para llegar al aeropuerto con un margen de tiempo aceptable. El trafico en circuito interior, la falta de gasolina y el conato de pérdida de vuelo de @alicedice, le pusieron un poco de emoción/estrés al asunto, afortunadamente a estas alturas ya solo es anecdótico.
Un vuelo después ya nos estaban recogiendo Amanda y Sven en el aeroplátano de NY. Teníamos ya bastante tiempo de no vernos y nos pusimos brevemente al corriente.
Al otro día nos levantamos muy temprano, con el entusiasmo de aquel que esta de vacaciones y quiere aprovechar cada minuto.
Benny y Tony, los gatos de mi prima, fueron los mas entusiastas en saludarme, mi antihistamínico me ayudo a ignorarlos.
El departamento de Mandy y Sven está muy bonito y convenientemente ubicado a tiro de piedra de la ciudad, así que mientras nuestros anfitriones se iban a trabajar nosotros nos lanzamos muy temprano para hacer como los Muppets y tomar Manhattan.
Nuestro medio improvisado plan incluía para ese día formarnos en el Ticket Booth y conseguir boletos para la matiné de alguna obra de teatro.
Nuestra primera opción era Book of Mormon, que según dicen los críticos está muy buena y es lo mas de moda en Broadway… Por supuesto había boletos hasta el 2020, así que nos conformamos con lo que hubiera.
Después de los boletos encontramos un lugarcito para desayunar muy agradable. El lugar (1,2,3) tenía buenas reseñas en Foursquare, lo cual me abrió los ojos y me cayó el 20 de la utilidad de la red social.
Luego del desayuno y de hacer un poco de tiempo, entramos al teatro.
La obra elegida fue The Addams Family (el musical) que anunciaba con entusiasmo contar con Brooke Shields en el elenco.
La obra tiene todo el despliegue escenográfico que uno espera de un espectaculo de Broadway, el guión está divertido y la mayoría de los actores cantan, bailan y actuán sobresalientemente.
… y Brooke Shields.
Yo recordaba con ternura a la niña de la laguna azul quien en su momento acompañó a tantos de mi generación en esa pachanga hormonal que es la adolescencia.
Nada me preparó para verla untada en un vestido de Morticia que estaba a nada del bodypaint y con un escote de aquí a Tierra de fuego, enseñando unas pechugas que ya quisiera cualquier pavo Parsons para una Navidad.
La mujer no canta nada, pero claro que nadie se da cuenta de eso.
Ya para el segundo acto, justo cuando uno se va desatarantando y logra pasar la vista de las copas de la señorita Shields, viene una escena de tango donde sin mayor miramiento se arranca el vestido enseñando unas piernotas de proporción bíblica.
Disfruté mucho el show.
A esas latitudes en esta epoca del año el sol es escaso, y cuando salimos del teatro ya estaba oscureciendo. Paseamos un poquito por Times Square (junto con medio NY) y nos engentamos.
Por la tarde llegamos a la casa de mi tía Rita, quien tambien tiene gato. Luego luego me dispuse a tomarme mi antihistamínico, pero Tita agil y sabiamente me lo cambió por un old fashion boenísimo. Ahí entendí por que Don Draper lo toma a cada rato y además funciono mejor que el antihistamínico.
La tarde estuvo riquísima, nos la pasamos platicando de lo mas agusto, conocimos a las ratas mascotas de mi prima Tania, pedimos mucha comida china e hicimos trueque de fayuca, Tlacoyos y zacates mexicanos, por ropa para mi sobrino made in china. Justo como debió haber sido en la época prehispánica.
Hasta a mi me dieron ganas de ir a ver a Brooke Shields…
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