De Seattle a Vancouver son poco menos de 3 horas manejando. Además del paisaje otoñal, el viaje estuvo súper tranquilo. Cruzar la frontera fue un trámite de 3 minutos, estos canadienses tan amables.
Aunque llegamos como al medio día, decidimos tomarnos un pequeño break a la semana intensa. Aproveche para escaparme a oootra tienda de juegos a ver qué se me pegaba.
Hace unos días en L.A, decidimos comer vietnamita por variedad, luego en San Francisco, lo que nos quedaba cerca del hotel era otro restaurante vietnamita, y resultó que en Vancouver, cruzando la calle del hotel, otro restaurante vietnamita nos esperaba. La lista de ciudades visitadas en este viaje, bien podría quedar como, Los Angeles, San Francisco, Portland, Seattle, Vancouver y Saigon.
Durante mi investigación de cosas que hacer en Vancouver, me encontré con una proyección de media noche del Rocky Horror Picture Show. Había leído algo sobre estas funciones y parecía divertido, así que compre boletos y luego le avise al grupo.
En general nadie sabía muy bien de qué se iba a tratar el show, sabíamos de la película, pero ninguno de nosotros la había visto completa, y por supuesto nos sabíamos el Baile del sapo por Timbiriche. Pero hasta ahí.
La experiencia fue de lo más divertido, el público animado, muchos en disfraces, los hosts muy chistosos y la película surreal, todo lo que yo esperaba.
Al día siguiente el clima no cooperó mucho y llovió todo el día, así que hicimos turismo bajo techo.
Fuimos primero a Science World, que es un museo de divulgación de ciencia del estilo de toca, juega y aprende. Nuestro primer interés era ver ver la función en la pantalla omnimax, que tenía una documental de Pandas. Nada para refrescar el alma como ver osos pandas dando maromas en una pantalla de 20 metros.
Otro interés que teníamos en el museo, era una exposición temporal que hablaba de la ciencia en Pixar.
Justo antes de entrar en la exhibición, mi idea de lo que pasaba en la producción de las películas de Pixar, es que el arte estaba en el desarrollo de la historia y a lo mucho el diseño de la producción, de ahí en fuera solo era cuestión de un ejército de animadores y capacidad de las computadoras para procesar. La exposición me calló la boca y de que forma.
Cada parte de la producción de las películas, empezando por la historia y el arte, pasando por el modelado, el diseño de las superficies, el diseño de sets y fotografía, simulaciones, iluminación y finalmente rendering, son labores profundamente intelectuales y artísticas.
La elasticidad del cabello de Melida en Brave, las parábolas de cada pasto en Bichos, el comportamiento del lodo en los autos de Cars, el reflejo de la Luz en cada superficie, y la expresión de cada uno de los personajes para demostrar emociones. Todo está elegantemente traducido a matemáticas y luego reproducido en las películas. Además, el avance que se ha hecho en los últimos 20 años es inmenso. A cada película le suman un reto técnico más, que damos por hecho en la pantalla.
Me encantó, todos deberíamos de ser capaces de interpretar al mundo como lo hacen en Pixar.
Saliendo del Science world y de una comida rápida, fuimos al platanario para seguir con el turismo techado. Apenas llegamos a la función y saliendo nos dio la hora del cierre, así que no pudimos ver mucho más.
Nuestra siguiente escala fue el Mercado de la Isla de Granville, que fue una gran sorpresa. Además de bonito, está muy variado y completo. Como puerto de entrada del pacifico a Canadá, uno puede encontrar todo tipo de frutas y productos interesantes. Aprovechamos para tomarnos un café y un postre.
Terminamos el día cenando en un elegante y sabroso restaurante japonés en una zona muy animada del centro.
El clima de nuestro último día de vacaciones mejoró bastante y el sol salió a saludar. Aprovechamos para darle la vuelta al parque Stanley en el turibús, pero tristemente ya no nos dio tiempo de bajar a visitarlo. Tal vez otro día con más calmita.
El bajón de final de vacaciones se acentuó, con un atardecer eterno que empezó a eso de las 3 de la tarde. Manejamos de nuevo a Seattle para tomar nuestro vuelo de regreso al mundo.
Me gusta que me rindan mis vacaciones.
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