La fila para abordar el tren estaba muy concurrida y había diferentes tipos de tren que tomaban varias rutas distintas. Todos los trenes llegaban vacíos y se iban retacados.
Cuando fue mi turno de subir a un tren, no sabía a donde me iba a llevar, lo importante es que me sacara de ahí. El vagón al que me subía no se llenaba y solo se subieron como otras 10 personas.
En el camino pregunté si el tren llegaba a C.U. y me dijeron que si, que era la última parada. Eso me tranquilizó.
Se hizo de noche y el tren se paró en medio de la nada. Era un tren automático y no tenía conductor. Nos bajamos a ver que pasaba. Se me acercó una chica rubia que iba en el tren, platicamos y luego tuvimos sexo.
Después de un rato vimos mas gente a lo lejos, resulta que eran personas que iban en otro vagón.
Me acerqué al otro vagón, había mucho mas gente, entre ellos la ex-novia de un amigo. Me puse a platicar con ella y me tiraba la onda. La bateé y se iba a besar a otra chica. En primera instancia me arrepentí, pero recapacitaba y decidía (resigando) que lo mejor era no involucrarme.
Pasaron varios días, y en panorámicas áreas se podía ver como iban equipos a buscar ayuda. Unos se iban siguiendo las vías del tren y otros a buscar algun pueblo o algo parecido.
A estas alturas ya se había formado una mini sociedad post-apocalíptica alrededor del tren. Con chozas y fogatas. Se traficaban refrescos de lata y juegos de mesa.
Como en toda sociedad post-apocalíptica la naturaleza humana afloraba y empezaba a haber luchas entre «clanes». En una de esas luchas con vehículos tipo Mad-Max, uno se estrelló contra el tren (Que ya era un edificio junto al borde de un barranco) y todo la villa se colapsó.
Hubo pánico, la gente gritaba y corría. Yo me acerqué a la orilla de donde había caído el pueblo y empezaba a quitar escombros esperando encontrar sobrevivientes. Pedí que me ayudaran, nadie lo hizo.
Conforme yo iba sacando cajas de comida, refrescos y cervezas frías de los escombros la gente los tomaba y se echaba a correr. Me indignó que la gente carroñeara en vez de ayudarme.
Terminé quitando los escombros yo solo. Resultó que no había nadie sepultado. Me sentí un poco tonto y deseé haber guardado uno de los refrescos fríos para mi.
Ya no cenes tan pesado, mi buen Mau.
Los comentarios están cerrados.