Entramos a Roma por una avenida al norte de la ciudad llamada la Via Salaria. Dedujimos que a la avenida le daba nombre l@s trabajador@s nocturn@s en cada esquina. *escalofrío*.
El Hotel donde llegamos aunque un poco escondido estaba muy nice (Hotel Imperial). Otra vez el baño estaba de muy buen gusto, con desayunador privado, maquinita de café y desayuno incluido. Al tiro. El punico problema es que oootra vez no tenía wifi, pero estabamos a rango del wifi del hotel vecino, entonces aguantó vara.
Cenamos pizza con un tibor de cerveza, que ayudó a relajar y digerir una una noticia muy triste recibida de casa. Estuve sacado de onda un par de días, y a estas alturas ya estoy ansioso de regresar a casa para estar con la gente que quiero.
Al día siguiente fuimos a visitar el Coliseo Romano. Impresio-pinche-nante.
Definitivamente fue uno de los highlights de mis vacaciones. Me impresionó en muchos niveles. Por ejemplo, que prácticamente lleva 2000 años ahí, ¿cuánto durará, por ejemplo, un Estadio Azteca?, ¿por cuánto tiempo mas estará ahí, antes de que alguien decida que fue suficiente?.
También toda la logística e infraestructura que se aventaban en escenografías para los eventos. Dicen que alguna vez lo inundaron para representar una batalla naval. (El circ du soleil, unas criaturas). Overwhelming el lugar.
Paseamos también por la zona arqueológica fuera del coliseo, donde se encuentra la milla Aurea famosa y en general columnas y ruinas, mas o menos como ha de estar el Partenón de Durazo en Ixtapa de derruido.
Pasamos por el megamonumento al soldado desconocido en camino a la comida. Comimos en una cervecería cuyo nombre no me acuerdo, pero la dirección es fácil de recordar (Av San Marcello 19) y para variar la comida estuvo digna de bacanal romano.
Visitamos la fuente de Trevi (que estaba atascada de españolitos preparatorianos de vacaciones) y nos fuimos a tocar base.
Por la noche, después de pelearnos con el Wifi intermitente del hotel de a lado, encontramos un bar de vinos que nos quedaba cerca y disfrutamos de buen vino y buena plática.
El otro día lo dedicamos al Vaticano, otro highlight del viaje.
Poseído por un soundtrack de los Ramones fuimos a dar a la Plaza de San Pedro y una larga fila de feligreses que, curiosamente se sentían ofendidos por el soundtrack, pero no tenían problema alguno metiendose en la fila.
En la basílica aparte de un aperre para tomarse la foto con admirar a La Piedad, vimos impresionantes tumbas papales, colosales esculturas de santos y ríquisimos tesoros dedicados a acercar mas al hombre a Dios. (Si como no….)
Posteriormente nos dispusimos a hacer fila alrededor del País entero para entrar al Museo del Vaticano. Una vez mas los españolitos pospúberes pululaban por todos lados. Decididamente me estoy haciendo viejo carcamán, cada vez les tenía menos paciencia. Pero bueno.
Por la modica cantidad de 13E uno puede entrar a la Santa sede a ver todo el arte y riqueza que la iglesia ha recaudado en nombre de la salvación espiritual de la humanidad. Quita el aliento.
El objetivo principal de la mayoría de los visitantes es llegar a la capilla sixtina, para lo que la administración del vaticano ha preparado un camino de lo mas divertido. Primero uno se avienta un kilómetro de estatuas de mármol representando deidades y santos. Cabe mencionar que gracias a un pontifice pundoroso las estatuas de hombres desnudos o habían sido castrados o bien se les había cubierto la vergüenza con una hojita muy a la Adán. Después del kilómetro de esculturas, viene el kilómetro de pasillos con paredes de mapas, luego el kilómetro de tapetes finos en las paredes, luego el kilómetro de cuartos con frescos en las paredes y finalmente el kilómetro de pinturas. Por supuesto en cada kilómetro uno puede encontrar kiosquitos para comprar la bonita figura, el bonito recuerdo, para el niño, para la niña, el rosario bendito por el papa personalmente en persona así como una botella de agua para aguantar la peregrinación a precios divinos.
Estoy seguro que la cooperación de 13E y todo lo recopilado en los kioscos es para construir unas vías por los pasillos ponerle carritos de feria y hacer el «Vatican Museum – The Ride» o lo que es lo mismo el Vati-ride.
La parte que mas me gustó de la peregrinación artistica por la casa de Su Santidad, fue la parte donde está el arte moderno, que entre otras cosas cuenta con un par de Dalís. Muy Very Nais.
Finalmente dimos con la Capilla Sixtina donde a pesar de los Guardia Suizos regañones la gente aprovechaba cualquier descuido para sacar su flash, sentarse en el suelo o hablar con un volumen muy alto, lo cual está explicitamente prohibido en todos los idiomas. Pero bueno, a parte de eso doy fe que si, si esta muy chida e impresionante.
Dejamos el vaticano con nuestra fe saciada pero con la panza vacía y procedimos a echar il pipirino. Luego nos fuimos al hotel que aunque resultó menos afortunado que el primero, en el baño seguía conservando su buen gusto.
Esa noche nos aventamos un buen duelo cancionil y armamos nuestra propia fiesta. Decidimos que si todo lo demás falla bien nos podríamos dedicar a hacer un sonido en fiestas donde se cierran las calles. Tutto Molto Divertido.
Al día siguiente relativamente temprano tomamos carretera de regreso.
quiero… exijo más noticias!
jejeje
(el estadio azteca 2k años? jajaja)
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