Jo’burg – parte 1

Tome un Taxi del aeropuerto sin pensarlo mucho. Ya en el hotel tocó un rato de descompresión, una siesta y un baño.

Ya un poquito mas en mis sentidos, me di cuenta que mi adaptador «universal» no estaba preparado para los enchufes sudafricanos. Mi buen karma viajero lo solucionó poniendo una tienda de electrónicos a dos cuadras de mi hotel.

no lo creo

¿universal? no lo creo

Me hice de moneda local, y resulta que algo que tenemos en común con los sudafricanos es la devaluación de la moneda. Un Rand sudafricano es mas o menos 1.1 peso mexicano. Lo que me permitió dimensionar el gasto de una forma muy natural.

También a 2 cuadras de mi hotel estaba una parada del turibus local, el cual tomé para darme una idea del entorno y decidir que iba a hacer en mis días en Joburg.

La mayoría de la ruta fue por el centro de la ciudad que en mi opinión no es su mejor carta de presentación. El centro está muy descuidado, hay muchos edificios abandonados, mucho comercio informal y mucha (mucha!) basura en la calle.

Durante el paseo me cayó el veinte de que, de acuerdo a la última película de Avengers, estaba en pleno Wakanda. ¿Qué puedo decir? Me encanta ese tipo de turismo pop y me emocioné de saber que en esas mismas calles Hulk y IronMan habían tenido sendo encontronazo.

Wakanda remembers

Wakanda remembers

Y hablando de Avengers, esa escena parece que está filmada con un filtro de instagram, todo en tono amarillento y sepia. Pensaba que era un efecto cinematográfico, pero mas bien es una característica que tiene el centro de la ciudad. Los colores de los edificios están en ese rango de tonos.
Otra cosa que me llamó mucho la atención fue la arquitectura, no estoy seguro porque, pero los edificios me dejaron una sensación de hostilidad, como amenazantes. Raro.
Luego me enteré que la mayoría fueron construidos en los 30’s tipo Art Decó. Así como el Sears de enfrente a Bellas artes, pero en tosco.

Edificio Hosil>

La ruta me tomó un par de horas y pude hacer notas mentales de lo que me gustaría conocer. Pero para cuando acabé el cuerpo no me daba mas, regresé al hotel, comí algo y luché las siguientes horas ferozmente contra el Jetlag.

Pasé una noche bastante irregular y me levanté más tarde lo que hubiera querido, pero aún era buena hora. Después del desayuno, mi primera escala fue el museo del Apartheid.

Lo primero que me llamó la atención es que en la mayoría del museo no se permiten fotos de ningún tipo. Como consecuencia de esto durante la exposición hay que estar esquivando al universal estudiante-que-le-dejaron-de-tarea-ir-al-museo y su cuaderno de notas. Je.

La exposición en si es bien ruda. Cuenta como unos cuantos blancos nacos se hicieron del gobierno en los 40s y pasaron a leyes lo que ya habían venido discriminando en la practica desde los 1880’s y así se la pasaron hasta 1994.

El lugar, como es de esperarse, esta lleno de material histórico. Me dejó una impresión fuerte, muchos discursos de políticos blancos justificando el apartheid, con tal seguridad y vehemencia que hacen perder la fe en el ser humano.

Otro tema que me hizo reflexionar fue el tema del Oro. Sudáfrica se hizo muy popular para el mundo cuando encontraron oro al final de los 1800s. En cosa de 10 años de la nada se hizo una ciudad con 100mil habitantes (!). Toda Europa quería meter su cuchara.
La banalidad del oro, cuyo único mérito práctico es que «brilla bonito», y todas pasiones y consecuencias oscuras que genera en el ser humano, esta gacho.

Al principio del museo explican como estaban clasificadas las razas, desde negros, asiáticos, coloreados, blancos, etc. Y la subjetividad con la que hacían esa división. Dicen que para decidir tu raza, te hacían la prueba del lápiz. Ponían un lápiz en el pelo, si no se caía ya valiste, te tocaba ser negro.
La subjetividad era tal, que cada año la gente aplicaba para el cambio de clasificación, que por supuesto llevaba implícito un cambio de derechos.
En un año por ejemplo, había x chinos, que se hicieron coloreados, x coloreados que se hicieron negros, x negros que se hicieron chinos (de piel, no de cabello) y x coloreados que se hacían blancos. Eso si, nunca hubo un registro de un blanco que se hiciera negro o viceversa.

Disfruto mucho el tema de la historia reciente, es decir, cosas que me tocaron vivir. A pesar de que hace 20-25 años era un adolescente imberbe, recuerdo muy bien como las bandas de entonces se pronunciaban por la libertad de Sudáfrica, o de las noticias sobre Nelson Mandela sin saber bien, en ese entonces, quien era o que pitos tocaba, vaya, hasta la referencia al conflicto en Arma Mortal 2. Ver todo el contexto histórico completo con unos 20 de años de perspectiva es muy sabroso.

Por otro lado, el tema sigue siendo muy reciente, 20 años es una vacilada. Y después de ver la exposición del museo, me queda claro que el resentimiento va a durar muchas generaciones más.

En la tienda del museo, como novedad, se venden tazas e imanes, con la leyenda de «White use only», después de salir con el corazón estrujado de la exposición, se me hizo un detalle de mal gusto. Too soon.

En el mismo predio del museo del Apartheid, están un casino y un parque de diversiones. La verdad están totalmente fuera de lugar, el casino es enooorme y el parque de diversiones tiene montañas rusas y dicen que hasta una simulación de una mina.
La razón, según me enteré, es que en los 90s el nuevo gobierno dio concesiones de casino a cambio de «obra social», y fueron los mismos dueños del casino y la feria los que construyeron el museo del Apartheid.

Adivina por donde entraría Michael Jackson

De ahí del casino es donde salen los tours para Soweto (south western town), que yo no sabia pero tiene su valor histórico-turístico.
Soweto es un barrio donde todos los trabajadores de las minas vivían, y en general es un barrio no tan afortunado, nuestro guía lo describió como Favelas (¿Fabelas?) africanas. Entre Soweto y Johanesburgo hay unas montañas enormes de tierra salida de las minas como desperdicio, básicamente todo lo que no era oro lo fueron echando en un montón, y ahora es una loma que impide que se vea un lado desde el otro.

Otra referencia Pop de Soweto es que es el lugar donde se filmó District 9. Y si bien hay lugares donde hay 8 casas de lámina compartiendo una letrina, hay otros lugares donde ya hay casas construidas con servicios. La razón es que desde el 94 que cambio el gobierno, como una iniciativa para mejorar la zona marginada, empezaron a regalar casas a las familias que vivían ahí. Actualmente las obras de construcción siguen y cualquiera que llegue a vivir a Soweto, eventualmente tendrá su casa.

A pesar de todo, según el guía, el barrio es mucho mas seguro que el centro de la ciudad.

Soweto también fue escenario de una matanza de estudiantes en el ’76. Resulta que, en las escuelas, las clases también estaban diferenciadas por razas, a los nativos solo se les enseñaba lo básico en idioma local y las materias más avanzadas se daban en inglés, así que los negros empezaron a aprender ingles para meterse a las clases, hasta que al final les prohibieron la entrada. Un día salieron a protestar, la autoridad salió a «contener» y pues ya sabemos cómo acabó eso 🙁

Soweto

En Soweto también está una de las casas donde vivió Mandela, y por supuesto es de los lugares más turísticos y mas urbanizados, con restaurantes alrededor y vendedores lleve lleve, bara bara. Tristemente el tiempo estaba un poco apretado y no pude entrar a conocer, pero igual no debería haber estado muy grande.

En el tour también pasamos por el estadio donde sede del mundial y nos paramos para la foto 🙂

Cuando acabé el tour me costó trabajo encontrar un lugar para comer. Eran como las 4:30. Llegué a la conclusión de que el estándar de horario mundial de comida no está adoptado en México. En todos lados, se almuerza a las 12 y se cena temprano. ¿De donde sacamos lo Contreras?

Pase a mi hotel para un rato de relax con el plan de salir a cenar por la noche, pero se soltó un aguacero que me quito toda gana de volver a salir. Me quedé *con mucho orgullo* leyendo la Wikipedia de todo la que había visto en el día.

Mau + Estadio

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