Primavera 2020

What a time to be alive.

Cómo responsable de un call center, el viernes 13 de marzo tomé la decisión de que el personal que iba a hacer la guardia para el lunes festivo, se llevara su equipo a la casa para hacer una prueba controlada de como sería una operación remota al 100%. El mismo lunes nos avisaron que era decisión corporativa que siguiéramos así.

Creo que fue una buena decisión, la experiencias de Italia y España, nos dejaron mucho aprendizaje. Y en el futuro en el que vivimos, tener acceso a lo que pasa y piensa cada rincón del planeta tiene algunas ventajas. Así que desde ese martes me encerré en mi casa.

Fue una semana agotadora, coordinar que todos pudieran trabajar sin problemas, resolviendo contingencias, y ademas estando pendiente de planes y seguimiento de crisis. Todos los días acabe agotado.

En una de las conferencias que tuvimos, se trató el tema del impacto en el sector asegurador. Entre incapacidades por la pandemia y desempleos por la crisis, se nos vienen épocas intensas. Ya estamos buscando reforzar el equipo. Va a ser curioso reclutamiento y selección para trabajo godín remoto.

Viviendo solo mi stock de consumibles y similares, no estaba para mas de una semana. Así que planeé minuciosamente una salida para el sábado por la mañana. Hice una lista detallada de todo lo que iba a hacer y comprar. También salí desde las 7:00 esperando cruzarme con la menor cantidad de gente posible.

Con gel desinfectante en mano mi primera escala fue el Vips. Porque si uno se va a morir en el apocalípsis, es mejor hacerlo con la panza llena.

Había leído un poco del boicot que la gente le quiere hacer al Grupo Alsea, por que decidieron mandar a un montón de empleados a sus casas sin goce de sueldo. La mesera me agradeció la propina, me dijo que no les está yendo muy bien.

En el supermercado, las cosas estaban casi normales. Me llamó la atención que los anaqueles del frijol y de las sopas instantáneas estuvieran vacíos, no por que fuera a comprar, pero bueno que mas pinche se tiene que hacer uno mismo la crisis encima acompañándola con maruchans.

Después del supermercado fui a la lavandería a dejar mi ropa. La lavandera (no confundir con la Bandera), estaba muy confundida. Me preguntó mi opinión, y me dijo que no sabía si era cierto o no, «esto del virus», y que le habían dicho que tenía que comprar comida para un mes y quedarse en su casa. Si sentí pinche que en crisis de estas solo la información alarmante se propaga, y efectivamente hay mucha gente con distintos niveles de información

Además de esas pequeñas anormalidades, el mundo en León seguía business as usual. Me sentí como el episodio de Twilight Zone donde un tipo se encierra en su bunker por que cree que hay un cataclismo nuclear y cuando sale resulta que no pasó nada.

Al menos salí a recibir a la primavera. No fuera ser que no encontrara a nadie y se fuera.

De regreso a modo Desmond

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